Un papel clave como agencias de desarrollo productivo y aliadas del crecimiento empresarial han cumplido las Cámaras de Comercio desde su creación hace más de 140 años. Son 57 las Cámaras que funcionan en el país, varias de ellas centenarias, cuya fundación ha respondido a las necesidades de progreso de las regiones.

Las cifras hablan de su aporte: En 2019 las Cámaras de Comercio apoyaron el fortalecimiento de 472.650 empresas de los 32 departamentos, con programas de formalización, capacitación en habilidades gerenciales, innovación, emprendimiento, acceso a mercados internos y externos, y encadenamientos productivos, entre otros.

Y durante la actual pandemia han apoyado a más de 360 mil empresas con programas de acceso al crédito, protocolos de bioseguridad, herramientas de comercio electrónico y marketplace, diversificación de productos y mercados, e integración de capacidades productivas locales y regionales.

Una batería de programas y servicios que es reconocida en la Gran Encuesta Pyme 2019 de Anif, en donde más del 90% de los empresarios consideró a las Cámaras como sus principales aliadas para su crecimiento.

Son una institucionalidad sólida, cuyas funciones van desde el impulso concertado con los sectores público y privado de proyectos de competitividad regional, el fortalecimiento de la dinámica empresarial y servicios de conciliación y arbitraje, hasta programas cívicos, sociales y culturales, que les ha permitido contribuir a organizar, formalizar e impulsar la actividad empresarial colombiana, la dinámica económica de las regiones, la generación de empleo y el bienestar social.

Con el liderazgo de las Cámaras de Comercio las regiones han concertado múltiples iniciativas para impulsar su plataforma competitiva, como proyectos de infraestructura de transporte terrestre, portuaria y aeroportuaria, educativa, modernos centros de ferias y eventos, centros de tecnología e innovación, agencias de promoción de inversión, entre otras acciones.

Para las Cámaras, los mecanismos de regulación son clave para fortalecer su papel institucional, por lo cual apoyan las actuaciones de los organismos de control, con el convencimiento de que su buen nombre no puede verse afectado por casos aislados que estigmaticen a todo un sistema de desarrollo empresarial y regional que tanto ha beneficiado a Colombia.

Son vigiladas por la Superintendencia de Industria y Comercio, su gestión financiera es auditada por la Contraloría General de la República y su contratación es publicada en la plataforma pública Secop. En conjunto, con esa Superintendencia impulsaron la Ley 1727 de 2014 que fortaleció su régimen de gobernabilidad, gobierno corporativo y las herramientas de planeación, control y supervisión.

De esta manera, las Cámaras de Comercio seguirán siendo motores de desarrollo regional, un compromiso que hoy más que nunca asumen siendo apoyo fundamental para los empresarios, el Gobierno Nacional y los mandatarios regionales para mitigar los impactos de la pandemia en el sector productivo colombiano.

Julián Domínguez Rivera
Presidente de Confecámaras.
presidencia@confecamaras.org.co

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